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Dolor en la lactancia.


Dolor en la lactancia materna

Amamantar es una de las experiencias más gratificantes y naturales que puede vivir una madre. Sin embargo, también es común que surjan desafíos, especialmente para las mamás que se enfrentan al dolor al dar el pecho. El dolor al amamantar no debería ser parte de la experiencia. Si estás teniendo problemas con la lactancia, no estás sola. A continuación, te dejo consejos prácticos para disfrutar de una lactancia sin dolor y superar las dificultades más comunes.


El dolor al amamantar no es normal

Muchas nuevas madres se sorprenden cuando sienten dolor al amamantar por primera vez. Es importante aclarar que, aunque algunas molestias leves pueden ser normales durante los primeros días, el dolor persistente no lo es. Si sientes dolor durante la lactancia, lo más probable es que tu bebé no esté agarrando correctamente el pecho.

Muchas veces en redes sociales se normaliza el dolor en la lactancia con frases que sabemos que son incorrectas como: "harás callo" y mitos similares.


Un agarre adecuado es clave para evitar el dolor

El agarre correcto del bebé es fundamental para prevenir el dolor. Cuando el bebé solo toma el pezón, en lugar de abarcar gran parte de la areola, es más probable que sientas dolor y se formen grietas o heridas en los pezones. Para un agarre correcto, asegúrate de que el bebé esté bien posicionado y su boca cubra más que solo el pezón.


Mitos sobre las grietas en los pezones

Uno de los mitos más comunes es que las grietas en los pezones pueden prevenirse con cremas o masajes durante el embarazo. Sin embargo, las grietas se producen principalmente debido a un mal agarre del bebé. Aunque algunas cremas pueden aliviar el dolor, lo más efectivo es corregir la técnica de lactancia.

Otro mito habitual es que desaparecerán con el tiempo si la madre es capaz de aguantar un poco. La realidad es que si no corregimos cosas la grieta podría derivar a situaciones más dolorosas.


El frenillo corto y la succión disfuncional

A veces, el dolor persiste a pesar de corregir la posición del bebé. En estos casos, podría tratarse de un problema conocido como anquiloglosia, o frenillo sublingual corto, que afecta la succión del bebé. Este problema puede dificultar que tu bebé agarre el pecho correctamente, causando dolor y frustración.

Si sospechas que tu bebé tiene un frenillo corto, consulta con un especialista en lactancia o un pediatra. También puedes solicitar una consulta conmigo.


Cuida tus pezones y respeta su protección natural

El cuerpo de la madre está diseñado para amamantar. Los pezones tienen mecanismos naturales de protección, como las glándulas de Montgomery, que secretan una sustancia protectora alrededor de la areola. Para mantener esta protección natural, evita lavar los pezones en exceso; una ducha diaria es suficiente para garantizar la higiene sin dañar la barrera protectora.


Si ya tienes grietas, es esencial mejorar la posición del bebé para permitir que tus pezones se curen. En lugar de aplicar leche materna, que podría empeorar una infección bacteriana, considera utilizar aceite de oliva, conocido por sus propiedades antiinflamatorias. En las farmacias puedes comprar Vitamina E pura, que está indicado especialmente para las grietas.


El dolor y el peso del bebé

Si el dolor persiste durante la lactancia, puede ser un signo de que tu bebé no está obteniendo suficiente leche debido a un mal agarre. Esto no solo causa dolor, sino que también podría afectar el aumento de peso del bebé.

Un buen indicador de que el agarre es correcto es la ausencia de dolor, además de que tu bebé parezca satisfecho después de las sesiones de lactancia y esté ganando peso de manera adecuada.


Posición y postura, claves para una lactancia sin dolor

Si has descartado problemas como el frenillo corto, una infección o un mal agarre, el dolor puede deberse a una mala posición. Existen varias posiciones que pueden ayudarte a amamantar sin dolor, como la postura de crianza biológica y el agarre asimétrico.

  • Postura de crianza biológica: En esta postura, te recuestas ligeramente y dejas que tu bebé utilice sus reflejos naturales para agarrarse al pecho, lo que facilita un agarre profundo y cómodo.

  • Agarre asimétrico: En esta posición, el bebé agarra más parte de la areola inferior que de la superior, lo que ayuda a que el pezón quede al fondo de la boca del bebé, reduciendo la presión sobre el pezón.

  • Mano a la espalda. En posición cuna, coloca la cabeza del bebé en tu antebrazo y cógele desde la espalda. Si colocas tu mano en su culete es muy probable que su cabeza esté en tu codo, por lo que esté muy arriba del pezón y el agarre sea incorrecto.

  • Nariz-pezón. Cuando se suelte del pecho, su nariz debe de estar a la altura del pezón. Si no es así bájalo un poco.

  • Comodidad. Debes estar cómoda a la hora de lactar. Sin dolor de cuello, espalda, ni brazos. Usa cojines y pide ayuda.

  • Aceite de oliva tras las tomas. No hace falta que lo retires ni lo limpies para la siguiente toma.

  • Un pecho por toma. Deja el pezón al acabar al aire para reducir las grietas si las hay, y "descansa" por una toma.


El apoyo es clave para una lactancia exitosa

Tanto si decides amamantar sentada como acostada, asegúrate de contar con un buen apoyo para la zona lumbar y cervical. Si amamantas acostada, usa cojines para sostener tu cabeza, espalda y rodillas, creando una postura cómoda y relajada.

Si el dolor no desaparece o las grietas no sanan, busca ayuda profesional de un especialista en lactancia o únete a un grupo de apoyo. Un pequeño ajuste en la técnica o la postura puede marcar una gran diferencia.


Confía en tu capacidad para amamantar sin dolor

La lactancia materna es un proceso natural y con paciencia, práctica y el apoyo adecuado, puedes disfrutar de una experiencia sin dolor. Confía en tu cuerpo y en tu capacidad para alimentar a tu bebé de manera efectiva y placentera.


Conclusión

En resumen, la lactancia no debería doler. Con una técnica adecuada, posiciones correctas y el apoyo necesario, puedes superar los primeros desafíos y disfrutar de este hermoso vínculo con tu bebé. Si el dolor persiste, no dudes en buscar ayuda profesional. Cada madre y bebé son únicos, y la clave está en encontrar la técnica que funcione mejor para ti y tu pequeño.

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